miércoles, 19 de marzo de 2008

El caso 1017 - Actualizado



¿Qué tiene que ver esto con el cine de terror?

En apariencia, tenemos un video de mala calidad, grabado quizá mediante la cámara de un móvil o con una pequeña cámara digital, en el que se puede ver el caos en torno a un edificio, se oyen unos disparos y queda patente la negativa de los cuerpos de seguridad a que se graben esas imágenes. ¿Realidad? ¿Ficción?

Inventiva pura y dura. Pero revestida de hiperrealismo con fines comerciales. Se trata del primer video promocional de Quarantine, la versión americana de {REC} , el filme español de Paco Plaza y Jaume Balagueró. La película, que se estrenará en Estados Unidos el próximo 17 de Octubre, ha iniciado una campaña de márketing viral para darse a conocer. Todo empezó cuando un "desconocido" colgó este video en Youtube afirmando que había encontrado una cinta con la grabación de algo horrible y que necesitaba ayuda para averiguar qué estaba ocurriendo en ese edificio. Sin hacer mención alguna a la película, el video empezó a difundirse por internet como si fuera algo real y provocando múltiples interpretaciones sobre su contenido hasta que, finalmente, alguien se dio cuenta de que el nombre del caso hace referencia a la fecha de estreno de Quarantine en Estados Unidos (17 del 10, o 10/17, ya que en Estos Unidos la fecha se escribe poniendo primero el mes y después el día).


Recientemente, Cloverfield, la película de Matt Reeves producida por J.J. Abrams, jugó con la misma técnica promocional (y narrativa), causando un gran impacto en internet. Gracias a ello, consiguió que foros y blogs de todo el mundo se preguntaran qué diablos era aquello que veían en sus primeras imágenes. Con esta misma intención se ha iniciado hace dos semanas la campaña promocional de Quarantine, dirigida por John Erick Dowdle, que se basará, de aqui en adelante, en lanzar blogs, sitios webs y videos para ir dando pistas sobre la película. De hecho, ya ha salido un segundo video, en el que puede verse la sombra de alguien pidiendo ayuda desde una ventana. Hay quien dice que podrían ser unos fotogramas del primer video pasados a cámara lenta, pero, sea como sea, es curioso detenerse unos minutos para leer los comentarios que la gente hace en Youtube y ver cómo el "boca a boca" consigue miles de visitas en apenas unas horas (el primer video lleva más de un millón en apenas dos semanas).



La película, a tenor de estas primeras imágenes, va a seguir la línea hiperrealista del filme español, que no sólo es una gran película de terror, si no que se construye como una crítica al morbo televisivo del "está pasando" propio de los programas de sucesos. Aun quedan meses para el estreno de la nueva versión, así que habrá que esperar para ver si Quarantine consigue que se experimiente el miedo como ya lo hicieron más de medio millón de espectadores con {REC} .





lunes, 17 de marzo de 2008

"¿Cuánto puede perdonar el amor?"















Recuperada de la estética "cañera" y cool con la que quedó marcada tras la trilogía de Blade, la figura del vampiro resucita y vuelve a la tierra que le popularizó: Europa. Pero en lugar de Transilvania o Eslovenia, cunas de los vampiros clásicos como el de Bram Stoker, esta vez la historia nos traslada a Suecia. Allí, John Ajvide Lindqvist publicó en 2004 Déjame entrar (Let the Right One In), de la que el próximo mes de abril se estrenerá en en ese mismo país su versión cinematográfica. Pero no sólo por esto está de actualidad el mundo vampírico, ya que, además, J. J. Abrams está negociando hacerse con los derechos para su remake americano.

Al margen de lo que Abrams pueda hacer con la historia , las primeras imágenes de la película sueca resultan bastante intrigantes. Del trailer se desprende una puesta en escena trabajada y una planificación milimetrada. Resulta inquietante, cuanto menos, que en ningún momento se muestre el rostro de una de las protagonistas, Eli. Buceando por la red se puede encontrar una foto de la susodicha, que iba a ser la apertura de esta entrada en el blog, pero al final se desechó la idea para salvaguardar las intenciones de la promoción.

La película, dirigida por Tomas Alfredson, cuenta la historia de Oskar, un joven de 12 años que vive en Estocolmo. Él es un chico acosado y maltratado por sus compañeros de clase que termina enamorándose de Eli, una jovencita extraña que sólo sale de casa al atardecer, desprende un holor muy fuerte y no se relaciona con nadie. Sin embargo, su mutua extrañeza será el vínculo que les una en su siniestra relación: Eli le dará a Oskar la fuerza que necesita para enfrentarse a los "matones" de la escuela, pero cada vez que lo haga, necesitará beber sangre de otras personas.

El punto de partida, interesante pero no muy novedoso, da a la novela una base para desarrollar una violenta y emotiva historia con momentos escalofriantes, por su realismo y crudeza, como las páginas en las que se revelan al lector los orígenes de Eli. Instantes pertubadores que los aficionados al género verán con los mismos ojos abiertos que leyeron los mejores pasajes de Stephen King o Bram Stoker. Aunque el protagonista es Oskar, el personaje más misterioso y perturbador será Eli, que se descubrirá como una centenaria vampiresa. Un personaje muy agradecido (como la mayoría de villanos del cine, y si no, ahi está el Oscar de Javier Bardem para demostrarlo). Si la joven actriz Lina Leandersson, a quien se puede intuir tras este poster de la película, ha conseguido crear una buena química con su compañero Kåre Hedebrant, el resultado puede ser escalofriante. Y es que la relación de los personajes en el filme requiere de multitud de matices que los actores deben saber plasmar (soledad, amor, rabia, sexualidad...) y que no todos los públicos sabrán apreciar, gracias a las diferentes capas que parece haber creado el director. Porque la trama se puede ver como una historia de amor vampírica muy sencilla, o con todo un mundo de detalles "entre líneas" para los espectadores más exigentes.

Por su parte, la evolución de Oskar supondrá un shock tanto para el lector de la novela como para el espectador de la película. En un principio, se nos plantea la situación de un joven apartado de la normalidad, acosado y humillado, con el que se llega a sentir cierta empatía. Y sin embargo, el personaje evoluciona, por amor y venganza, como un Sweeny Tood juvenil, que mata a las víctimas con las que Eli se alimentará de sangre.


Tras su paso por el festival Internacional de cine de Rotterdam, la película se estrenará en Suecia este mes de abril, aunque su distribución para España y el resto del mundo aun no está confirmada. Quizá esperen a que J. J. Abrams estrene su propia versión masificada por todo el mundo. Pero la fotografía, la eficiente banda sonora o la puesta en escena de la versión sueca resucitan la esencia romántica, siniestra y adulta de una criatura legendaria. Y lo hacen partiendo de una frase que resume la matriz romántica del filme y que el productor John Nordling utilizó para describir el argumento en IMDB: "¿Cuánto puede perdonar el amor?"

miércoles, 12 de marzo de 2008

Vuelve el mito

















Licaón, rey de Arcadia, padre de uno de los mayores mitos de la humanidad. Su maldad provocó la ira del mismísimo Zeus y él, maldito por siempre, vagó de tierra en tierra convertido en una criatura legendaria: el hombre lobo.

Nunca se ha demostrado su existencia, pero siempre se cuentan sus historias. Y eso es lo que les hace aterradores, la incertidumbre popular acerca de su posible existencia. Le leyenda del hombre lobo nació con el mito de Licaón y ha perdurado en la mitologia de generación en generación. Ha sido una de las criaturas que más han aterrado al ser humano, aunque sus últimas apariciones distan de ser aterradoras. Van Helsing, Blood & Chocolate o Underworld han destruido el poder aterrador de una criatura que ha acechado siempre en el imaginario popular. Ahora, en una época en la que solo asusta lo real, los mitos legendarios parecen no tener cabida.

Sin embargo, quizá pronto vuelvan a estar de moda, a la antigua usanza, gracias a la nueva versión fílmica protagonizada por Benicio del Toro. De hecho, acaba de salir publicada una de las primeras imágenes del actor en pleno rodaje de El Hombre Lobo, película que se encuentra en fase de rodaje y que no llegará a los cines hasta 2009.

La película, que contará con la participación de los actores Hugo Weaving y Anthony Hopkins, ha sido escrita por Andrew Kevin Walker y está siendo dirigida por Joe Johnston. Así que se espera, como mínimo, que mantenga el estilo más clásico y siniestro sin desechar por ello sus dosis de entretenimiento. Se trata, en realidad, de un remake del filme del mismo título estrenado en 1941. Aquella versión, una de las primeras en popularizar a los hombres lobo, contó con Lon Chaney Jr, actor de culto en el género de terror con sus participaciones en House of Dracula o The Mummy's Curse.

Sin embargo, poco de lo que hoy se entiende por un licántropo tiene que ver con el mito de Licaón, pues la mayoría de los elementos que les caracterizan en la tradición popular son producto de esta película, creación del guionista Curt Siodmak. De su inventiva surgió la idea de que sólo se puede matar a un hombre lobo con balas de plata, del contagio por mordedura o la transformación a la luz de la luna. La mayoría de fuentes en internet aseguran que el cronista Gervase de Tilbury habló de la transformación a la luz de la luna llena de los licántropos ya en la Edad Media, pero esta idea no fue popularizada hasta el estreno de la película de 1941. De lo que no cabe ninguna duda, es de la atracción popular que siempre tendrá este mito, metáfora del carnal y salvaje interior de todo ser humano.


domingo, 9 de marzo de 2008

POLANSKI: REVISITED
















Esta semana el mundo del cine de terror se llevaba las manos a la cabeza al descubrir que Michael Bay, director de Transformers, planea una nueva hazaña como productor: rehacer un clásico del género como La semilla del diablo. Convendría recordar que Bay ya ha producido la última versión de La matanza de Texas, está confirmado como productor del remake de Los Pájaros y resucitará las sagas de Elm Street y Viernes 13.

Con este arranque de originalidad, el director de Armageddon se lanza a la producción de remakes de clásicos que deberían ser inviolables. Superar la genial obra que Roman Polanski estrenó en 1968 es tarea harto improbable. El filme se convirtió en un icono del género gracias a su atmósfera inquietante, su calculado ritmo narrativo y la profunda descripción psicológica de sus personajes.

Utilizó mecanismos más propios del thriller que del terror; más propios de la planificación de Hitchcock que de los recursos impactantes de Dario Argento. Sutil, paciente, profunda. La película, basada en la novela de Ira Levin, El hijo de Rosemary, describe minuciosamente cada rasgo de la personalidad de sus protagonistas. Rosemary, impecablemente interpretada por Mia Farrow, es una mujer íntegra y fuerte, pero ingenua. A medida que avanza la trama se va derrumbando ante la difusa línea de la paranoia y la realidad que la envuelve.

Junto a ella, su marido, un auténtico “don nadie”. Y sus vecinos, sospechosamente amables y guardianes de algún secreto que el espectador siente pero no ve. Al igual que la protagonista: junto a ella el espectador sentirá el ambiente enrarecido y, hasta el último momento, en una magistral y ya mítica secuencia final, no descubrirá si la onírica realidad que vemos es producto de la imaginación de la protagonista o de la aterradora verdad.

Sus exteriores se rodaron en los apartamentos Dakota de Manhattan, en los que John Lennon sería asesinado más tarde. Sin embargo, los interiores fueron recreados en estudios, quizá para tener mayor movilidad de cámaras. Desde la planificación en esos interiores, hasta detalles como la risa heladora de la vecina o la dilatación del suspense en la narración. _Todo está pensado para inducir miedo, desasosiego o, como mínimo, incertidumbre, a lo largo del filme. Todo pensado para que espectador y protagonista compartan sensaciones y emociones. Todo un hito del género que será revisado por Michael Bay. Eso sí que da miedo...

lunes, 3 de marzo de 2008

Tras la silla de la tortura
















Desde el pasado Viernes 29 se puede ver en los cines de toda España Waz, un thriller de terror acerca de un asesino y las pesquisas policiales para detenerle. Con una mezcla de estilos entre Seven y Saw, el filme, dirigido por un curtido en la televisión, Tom Shankland, cae del lado de la segunda. Tras su paso por el festival de Sitges en Octubre de 2007, la película fue incluida por algunos críticos dentro de la denominada “porno tortura”.

Reciben esta denominación películas de terror que explotan la tortura de forma análoga al uso del sexo en la pornografía tradicional, es decir, mostrándolo todo con el mayor detalle posible. La primera obra en recibir tal calificativo fue Hostel, abanderada por el enfant terrible de Hollywood, Quentin Tarantino. A la sombra de este término se han incluido otros títulos como Los renegados del diablo, la nueva versión de La matanza de Texas y toda la saga de Saw.

Aunque la explotación de la tortura en el cine ya marcó un hito en los ochenta con la descomunal polémica de Holocausto Caníbal, ha sido en los últimos años cuando el término ha saltado a los medios de comunicación gracias al éxito de Hostel y la primera parte de Saw. Sin embargo, más allá de las extraordinarias cifras de taquilla de estas primeras producciones de porno tortura, se esconden interpretaciones que van más allá del lícito entretenimiento y que se entremezclan con la política.

Mientras en la mente de todo el mundo aun permanecen grabadas las imágenes de torturas en las cárceles de Abu Ghraib, algunos cineastas se han explayado en mostrar al mundo las más escabrosas y explícitas formas de tortura en la piel de jóvenes estadounidenses. Convendría tener en cuenta que el boom de estas películas sobrevino poco después de iniciarse la guerra de Irak en 2003. De hecho, Saw se estrenó en 2004, el mismo año en que las torturas de Abu Ghraib se hicieron públicas; Hostel se estrenó en 2006, cuando la prisión irakí aun acaparaba la atención de los medios de comunicación con nuevas imágenes y consecuencias políticas de lo que se han considerado crímenes de guerra.

El éxito de estas producciones, al que se suman los de títulos como Wolf Creek, Turistas o la propia Waz, ha llegado durante la guerra de Irak y el resurgimiento de la polémica por las torturas de Guantánamo, sin olvidar los coletazos de un tema tan espinoso como el de Abu Ghraib. Si se tiene en cuenta que el cine de terror siempre ha mostrado los miedos de la sociedad, la complejidad de la mente humana, las relaciones políticas o la moral contemporánea, ¿es la porno tortura reflejo de la inseguridad norteamericana ante las acciones de su país en esas prisiones? ¿Pretende Hostel fomentar el debate sobre la tortura? ¿Constituye el fracaso de las últimas entregas un indicativo de cambio en la mentalidad occidental? O, ¿es quizá la respuesta a unos actos que han perdido su significado por excesiva repetición visual?

Algo de todo esto yace bajo el subgénero iniciado por Hostel. Su director, Eli Roth, afirmó haberse inspirado en un anuncio de internet en el que se ofrecían los servicios de torturador y asesino a cambio de una elevada suma económica. La idea original de Roth quizá no fuera la de criticar las vejaciones de Abu Ghraib, pero en el fondo de todas estas películas se esconden conceptos morales que definen los rasgos de una sociedad bombardeada a diario por una violencia ante la que no saben qué sentir.