miércoles, 18 de junio de 2008

Shyamalan: ¿arte o decepción?





















No cabe duda de que M. Nigth Shyamalan es uno de los grandes directores de cine de nuestro tiempo. Sin embargo, sus últimos trabajos se están resintiendo de un grave problema que crece cual bola de nieve en la ladera. El público pide insistentemente finales sorpresa y sorprendentes en las películas de este director, incluso en obras que, como El Incidente, no lo necesitan. Pero, además, se ve en la complicada situación de arriesgarse una y otra vez (algo que nunca ha dejado de hacer) al mismo tiempo que parece querer contentar a los que ponen el dinero. Total, que la "obligación" al giro final y la presión de los estudios para hacer taquilla chocan frontal y violentamente con sus aspiraciones creativas, dando como resultado películas tan irregulares como la que se estrenó el pasado viernes 13 en España.

Los diez primeros minutos de película son, sencillamente, puro arte cinematográfico. Los créditos ya apuntan maneras en lo que a la historia se refiere, los primeros instantes en Central Park son desconcertantes e inquietantes, pero si algo destaca del arranque, es el fragmento de la construcción, con la cámara siguiendo a los sorprendidos obreros mientras van callendo, uno a uno, en el inicio más escalofriante de los ultimos tiempos. Pero, a partir de ahi, la historia se vuelve un tanto increible, con situaciones ridículas y momentos impactantes a la par. Realmente parece que el director indio no encuentra el camino a seguir con una historia que promete más de lo que da.


La sensación general es de cierto desagrado, cierta resginación. No porque la obra sea mala (que, en varios aspectos, como la interpretación y el guión, lo es), sino por la certeza de que este director sabe hacer buen cine, cómo crear arte para proyectar en una pantalla. Y en El incidente no lo hace. La peícula está decepcionanado a la mayoría, pero hay pequeños grupos de críticos que aun aprecian el coraje de Shyamalan por hacer su cine sin rendirse del todo a la comercialidad de los estudios.

En El incidente, Shyamalan demuestra en algunos momentos su magnífica labor de dirección: la cámara siguiendo el trayecto de una pistola de mano en mano, la llegada de un vechículo a una localidad con la calle llena de escaleras y decenas de cuerpos ahorcados en los árboles; la mayoria de las muertes, cada cual más bizarra y mostrada sin pudor o, incluso, el plano final en Paris. Pero, si en algun momento podía haberse arreglado el desastre del guión, ese hubiera sido el clímax, que podría haber sido absolutamente demoledor y emocionante: por la puesta en escena, porque representa el poder del amor por encima de cualquier cosa, porque los personajes asumen su destino, porque la banda sonora de James Newton Howard se funde con las imágenes realzando la potencia visual del momento... Sin embargo, habrá espectadores que no hayan empatizado con los actores y la situación a esas alturas de película (quizá porque la secuencia anterior, con una tétrica anciana fuera de sí, no termina de encajar en la trama). Si en ese momento, los protagonsitan murieran, tal y como sería lógico, la película hubiera remontado ligeramente el vuelo cerrando con un final portentoso. Pero se queda en el camino.

Aun así, Shyamalan consigue hace un filme clásico, con demasiados peros para pasar a la historia sin dejar por ello de regalar destellos de cine que siguen manteniendo las esperanzas en que pueda encontrar su hueco en un cine cada día más vendido a la taquilla. Si Woody Allen consigue estrenar un filme por año sin llenar las salas, el director hindú terminará por ubicarse y estabilizar en sus trabajos la balanza entre arte personal y éxito comercial.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Lo que más inquietante me resulta de este director es la creciente locura colectiva que se va adueñando de todos los secundarios. En El Sexto Sentido y El protegido la gente de la ciudad que rodea a los protagonistas es más o menos normal. Ya en Señales aparece gente más rara en escenas como la del almuerzo en el pueblo. En El Bosque ya están todos locos, si bien es una locura inducida. En La joven del agua la situación es desesperante: no hay un bloque de vecinos con gente tan pirada (no hay nadie normal), y en El Incidente sucede lo mismo: los secundarios, o son frikis o están locos.

Diego Sánchez dijo...

¿Será que cada vez haymás frikis o locos en su vida? ¿Estará reflejando a una sociedad loca y friki que no le comprende?

Perdón por la tardanza, larguísima, en responder.

Anónimo dijo...

Has plasmado bastante bien la sensación con la que me quedé nada más salir del cine (pero con un vocabulario bastante mejor que el mio XD).
La verdad es que yo no esperaba una gran interpretación, al menos por parte de Mark Wahlberg (que para mi es imposible verle de otra forma que no sea como Marky Mark y su marcadísima tableta de chocolate Super-Popera).Principalmente fui por todas las obras que preceden a este director y como tu bien has dicho, esperando una buena trama y un final sorprendente. Sin embargo ese final tan esperado me dejó absolutamente fria (bueno...y algo cabreada, ¿por qué pasa de nuevo al lado de España? ¿por qué no en la India? XD) pero mereció la pena sólo por las escenas que comentas. De hecho todavía me sueño con la de los obreros (creo que soy muy impresionable ¬_¬). E igualmente se me quedó cara de poker en algunos momentos como el de la vieja loca, que sólo da la sensación de que Shyamalan se quedó sin imaginación suficiente como para saber conducir a los protagonistas hacia el final y se sacó a la encantadora abuela del sombrero.
De todas formas seguiré adorando el estilo de este hombre, porque es un rayito de luz entre tanta película de "suspense para adolescentes" (igual a tías buenas + sangre) y casquería pura y dura.
A todo esto...no había caido en lo que dice Jean Cité. ¿Será que pertenece al mismo club de tenis que los directores de " La Comunidad" y Delicatessen"?