Comenzamos el 2010 con una gran película en las carteleras. Bueno, no puede decirse que sea una maravilla del terror precisamente, pero se trata de un filme que consigue exactamente lo que promete: sangre, acción, risas y casi hora y media de entretenimiento en el cine. Se trata de Bienvenidos a Zombieland, una comedia sobre el género zombie. Sin embargo, en lugar de optar por lo que Edgard Wright hizo en Zombies Party, esta película se decanta por seguir las reglas del género (de hecho, las explicita en pantalla de forma genial). Así, nos recuerda que en una invasión zombie los primeros en caer son los obesos porque no pueden correr lo suficiente, que hay que ponerse el cinturón de seguridad, mirar siempre el asiento trasero o vigilar los baños. Todo ello integrando el texto en el que se habla de la regla con la imagen de pantalla.
Los créditos son otro gran acierto, gracias a esas letras que se intergran en cada uno de los gags que se suceden en pantalla, de forma muy similar a las reglas al inicio del filme. Sin duda, uno de los mejores tres grandes momentos del filme, por originalidad y diversión. Y es que a pesar de seguir las reglas del género, no busca el susto y el terror, sino el humor. Sin embargo, no es un humor sátira al estilo de Zombies Party. La pelicula inglesa optaba por el homenaje al cine de género y la sátira sobre realidades sociales (aquellos británicos que se movían como zombies ya antes de la infección). Por su parte, Zombieland ofrece un humor más adolescente, friki, si se quiere. Un humor menos "inteligente" pero absolutamente divertido. Digamos que el resultado es una mezcla entre 28 días después (zombies veloces y desmadrados, sangre, superviviencia) y Supersalidos (jóvenes intentando encontrar amor, la búsqueda de la primera vez...) Eso sí, siempre con toques de moral para toda la familia (la búsqueda de una familia y la defensa del valor familiar).
El filme está plagado de referencias a la cultura pop de su público objetivo ( el "happy meal humano", los videojuegos...) sin dejar por ello de lado apuntes a temas más serios pero igualmente parodiados (las vacas locas). El guión utiliza todas estas referencias para ganarse a un público que va empatizando con unos personajes y un universo reconocible y cercano.
Ese interés en empatizar con el público objetivo (adolescentes y "no tan jovenes" en su mayoria) queda patente en el momento álgido de la cinta, el espectacular cameo que muchos medios de comunicación y sitios webs se han encargado de fastidiar. Cierto personaje aparece en pantalla y los propios personajes reflejan en pantalla lo que puede sudecer entre quienes la ven. Los más pequeños no sabrán quién es y los que sean algo más mayores se lo explicarán. Una de esas secuencias que merecen por si solas el precio de la entrada. Los aplausos y los vitores en la sala no son una excepción durante esos momentos.
Al margen de esa desternillante secuencia, uno de los aspectos que mejor funcionan es la relación entre los personajes. Distintas filosofías de vida en un principio que acabaran alimentándose una a la otra al final. Woody Harrelson es el reflejo de un modo de vida instintivo, pasional, casi un CARPE DIEM andante, sin mayor regla que buscar unos deliciosos pastelitos. Por el contrario, Jesse Eisenberg representa el lado más racional, calculado, controlado... El choque entre las dos posturas de estos personajes, antagónicas, funciona con una química perfecta gracias a un guión divertido y a un Woody Harrelson disfrutando como un niño con el papel. Quizá la historia del "cachorro" reste credibilidad a un personaje que no necesita ese bagaje y que funciona perfectamente sin necesidad de explicar por qué es cómo es. Sin embargo, muchos consideran que precisamente por contar qué hizo que el personaje actúe en el filme de esa manera el segmento está bien introducido.
De lo que no cabe duda es de que la película decae con un último tercio flojo, en el que abandona la comedia y la originalidad para caer en los terrenos menos arriesgados de las secuencias de acción y la aventura familiar (por continuar los valores). Sucedía algo parecido en Zombies Party, que en el último tercio caía un poco en la misma tónica, muy vista pero necesaria para que el climax del filme tenga éxito. Sin duda, una gran forma de finalizar/empezar el año. Bienvenidos a Zombieland; bienvenidos al 2010.
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