sábado, 21 de agosto de 2010

El extraterrestre de Nacho


El cine español ya no es lo que era. Orfanatos malrolleros, zombis endemoniados, faunos fantásticos y hasta épicas científico-políticas han suplantado a los clásicos desvaríos sexuales, a las mujeres maltratadas o las batallitas de la Guerra Civil. El cine de género en España está viviendo un auge de gente que quiere hacer industria, quiere entretener y sabe darle al público lo que quiere. Ha sido un camino difícil; un camino del que, no nos engañemos, queda aun mucho trecho por recorrer. Eso sí, proyectos como el que sigue, son claves para que esta racha se convierta en algo más que un destello pasajero.

Han pasado cerca de cinco años desde que Nacho Vigalondo estrenara Los Cronocrímes.  Durante este tiempo, el director cántabro ha tanteado diversos proyectos, pero han sido dos los que finalmente le han decidido. A unos meses de comenzar la preproducción de Windows (titulo provisional de la película), Vigalondo se encuentra sumergido en el montaje de Extraterrestre, proyecto que ha rodado en unas tres semanas en las calles de Madrid. Espera, ¿una peli de extraterrestres en tres semanas? ¿Es eso posible?

"Lo llevé todo muy claro", asegura el director en una entrevista publicada en la edición digital de El País. "Desde el guión debes ser consciente de su bajo coste, y usar pocos escenarios. Pienso en La soga o en La huella, en donde ese único escenario es un atributo de la historia". Cuál es esa historia y cómo la desarrolla es un misterio a día de hoy. Vigalondo, aficionado declarado del maestro de la expectativa J.J. Abrams,  no suelta prenda sobre el argumento, a excepción de algunos apuntes generales de la trama: una pareja se despierta en la cama, sin recordar nada de la noche anterior, sin conocerse de nada y en medio de una invasión alienigena. 

Rodada en apenas un mes en el madrileño barrio de Lavapiés, Extraterrestre es una película pequeña, protagonizada por Michelle Gerner (en la foto de entrada junto al director) y Julián Villagrán. Cine de ciencia ficción, con bajo presupuesto y rodado en un puñado de calles madrileñas. Con esta breve descripción del proyecto no puedo por más que pensar que es él, el propio Vigalondo, el que viene de otro planeta. De ese maravilloso lugar del que preceden Amenábar, Bayona, los hermanos pastor y todos los Balagueró, Plaza y demás que están fomentando un nuevo concepto de cine por estos lares. Nacho Vigalando, otro extraterrestre en este curioso planeta cinematográfico llamado España. 

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