Al margen de los resultados positivos o negativos que puedan darse, hay que reconocer el cambio en el cine español que se está viviendo en los últimos años. Cada vez son más los directores y guionistas que se lanzan al cine de género sin tapujos. Sin embargo, aun falta recorrido en algunos casos para ir matizando y mejorando en un terreno poco pisado en este país. El cine de terror español ha dado ejemplos perfectos de lo que quiere el público (Los otros, Rec, Los cronocrímenes, Infectados, El orfanato...). Sin embargo, han pasado mucho más desapercibidos estrenos como La hora fria, Hierro, Sexy Killer o los productos de serie b de la Fantastic Factory.
La herencia Valdemar, dado el recorrido que lleva en taquilla desde su estreno, parece que quedará en este segundo grupo, a pesar de tener elementos realmente destacables y dignos de aplauso. Quizá los fallos de esta producción provengan de su condición de ópera prima. Se trata de todo un homenaje a los seres míticos de Lovecraft, uno de los universos más oscuros y escalofriantes de la literatura de terror.
La película se ha hecho ya un hueco en la historia del cine español. No por ser la primera adaptación del mundo de Lovecraft (ya lo hizo no hace mucho Dagon), sino por ser la primera de la historia en nuestro país rodada sin subvenciones del gobierno. Es la primera pelicula que nace del empeño, amor y persuasión de su creador sin ayudas de este tipo.
Y, quizá por ello, quizá porque es su primer filme, el director Jose Luis Alemán comete ciertos errores que lastran sus abundantes aciertos. De entrada, la decisión de desdoblar una única pelicula en dos largometrajes separados por meses en su estreno parece desacertada. Esta primera película deja a los espectadores (que en su mayoría desconocen la existencia de la segunda parte) con cara de circustancias cuando el abrupto final da paso a los creditos finales.
La película empieza presentando a un personaje (Silvia Abascal), una tasadora que acude a la mansión Valdemar por motivos de trabajo. Cuando la mujer desaparece, el guión se centra en un joven encargado de realizar la investigación de lo ocurrido (Oscar Jaenada). Y será una mujer relazionada con la familia quien se encargará de contar la leyenda de Los Valdemar. Es aqui donde el largometraje se alarga en exceso.
Es hacia el final de este recuerdo cuando La herencia Valdemar sorprende, emociona y puede dar miedo. Aquí hace gala de unos efectos especiales (y visuales) bastante buenos, que sin ser perfectos resuelven con resultados muy dignos el relativo bajo presupuesto del filme (y digo relativo, porque las peliculas con efectos especiales en Hollywood son infinitamente más caras). Sin embargo, cuando estos momentos llegan, el tedio puede haberse adueñado de algunos espectadores más acostumbrados al ritmo endiablado del cine actual.
Y es que La Herencia Valdemar es una obra clásica, que cuenta la historia con mimo, con múltiples detalles, ahodando en minuciosidades que bien podrian haberse eliminado del metraje, dando opción a una edición extendida para el DVD que contara en profundidad la historia de los Valdemar. Todo ese largo flashback podia contarse a modo de prólogo, en una secuencia de 15 minutos que permitiera centrarse en el resto de tramas y personajes, porque éstos quedan finalmente desdibujados a la espera de cobrar protagonismo en la segunda parte (cuyo estreno debería producirse antes de fin de año). Eso sí, durante todo ese metraje los espectadores tendrán el regalo de ver al ya desaparecido Paul Naschy, en un papel completamente secundario pero con el que inunda la pantalla.
Así pues, los interesantes créditos iniciales, el uso del sonido en secuencias como la incursión de Abascal en la mansión o el gran cuidado en el diseño artístico del filme, son los grandes aciertos de la película. Por otra parte, la "teatral" actuación de los actores, la novel planificación con la que está rodada y la duración del comentado flashback son los principales fallos. Aun asi, sólo puedo levantarme y aplaudir por el valor de poner en pantalla un universo tan complejo como el creado por Lovefraft.
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