sábado, 9 de octubre de 2010

SITGES: día 2 - De la belleza de Goenaga a la sin razón del neumático

Que al empezar a desfilar los créditos se escuchen algunos abucheos no suele indicar que la película ha gustado. Agnosia parece más un telefilme que una película digna de Sitges. De fantástico tiene muy poco; de terror, aun menos. La película de Eugenio Mira se resiente de manera evidente de una falta de garra, ritmo u originalidad, tanto que la presencia de Bárbara Goenaga es casi el único aliciente de la película, al menos para el público masculino. Agnosia, enmarcada quizá en otro festival, hubiera sido mejor recibida: al fin y al cabo, la historia no está tan mal. Ambientada en el siglo XIX, Agnosia cuenta la historia de Joana (Goenaga), una joven con problemas de visión y percepción que esconde una fórmula secreta. Con la excusa de intentar curarla, se procede a un engaño en el que la joven queda encerrada y aislada. Sin embargo, su futuro marido (Eduardo Noriega), no es el único que tiene interés en su encierro.

El director, Eugenio Mira, fue cuestionado acerca del “movimiento catalán” del que se habla fuera de España, en alusión a una generación de oro en España y especialmente en Cataluña: “La consciencia de generación es difícil de analizar”. “Hay un grupo de directores que están estilizando el cine de género que surge en España y que cumple los deseos comerciales del espectador”, concluyó Eduardo Noriega. Para Bárbara Goenaga, la película supuso un desafío físico, centrándose principalmente en la enfermedad de su personaje (sus ojos ven perfectamente pero su cerebro no decodifica la información correctamente). Entre bromas, el director derrochó buen humor y confianza con todo el equipo. Tanto que en un momento dado se puso a cantar como si Agnosia fuera un musical. Dio para mucho más la rueda de prensa: cómo intentaron alejarse del estilo de Chritopher Nolan por similitudes con alguna de sus películas, la necesidad narrativa  de la enfermedad o la confusión de géneros que convierte un thriller en un triángulo amoroso de proporciones dramáticas. Al final, lo mejor es que llegué a conocer personalmente a la hipnótica Bárbara Goenaga. 

El siguiente plato fuerte del día fue Rubber, que nos pregunta... "¿Por qué el E.T de Spielberg era marrón?"

Rubber es sencillamente demencial. Un "homenaje a la sin razón". Un filme en el que un neumático asesino se dedica a matar gente (tras experimentar con botellas, latas y conejos). Todo parece ser un espectáculo (¿o no?) para que un grupo de personas vea una pel...ícula con prismáticos. El nuemático se ducha, se baña, se pone cachondo espiando a la vecina de habitación en un motel... Una sin razón que merece ser vista. Dificilmente explicable. Puede que aplaudas como muchos en el cine, puede que te levantes y te vayas echando pestes, como también hicieron algunos. No es buena, no es mala. Tampoco regular. Depende de cómo te la tomes... ¿Por qué no soy más claro con esta crítica? Por ninguna razón...

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