Para los amantes del género de
terror, uno de los directores y productores más importantes siempre ha sido (y
es) George Corman. Desde su inicio en el mundo cinematográfico en 1955 con Las mujeres del Pantano (aunque antes
había trabajado como mensajero de la Fox) su obra se caracterizó por una
inclinación hacia el cine de terror y ciencia ficción. Aunque si hay que hablar
de las principales características de Corman tenemos que mencionar dos
peculiaridades: casi todas sus películas fueron de bajo presupuesto y la
mayoría fueron rodadas en menos de una semana. Hoy os lo traemos a Planta13
para hablaros de una parte de su filmografía muy interesante: una serie de
películas basadas en adaptaciones (bastante libres) de obras de Edgar Allan
Poe.
La relación de Corman con Poe
comenzó en 1960 con El hundimiento de la
casa Usher en la que ya aparecía el que sería su actor fetiche en esta
serie: Vicent Price. Este título pertenece a la parte más oscura de la obra de
Poe y seguramente sea la más fiel de todas las adaptaciones que Corman hizo. En
esta y en su segunda adaptación El
péndulo de la muerte (1961) ya se sentaron las bases de lo que sería su
innovadora forma de crear el ambiente de terror gótico alejándose de la tendencia
del momento basada en el horror de los monstruos. En las películas de Corman el
verdadero “monstruo” era el propio individuo con su enfermiza obsesión por la
muerte y la enfermedad que en muchos casos les llevaba a la locura.
El director creó un ambiente
continuo en toda la serie llenando los escenarios de una perturbadora y espesa
niebla que en ocasiones servía para disimular la escasez de decorado. Así mismo
también supo dar la importancia debida a los objetos y rincones de sus
terroríficas casas haciendo que se llenasen de significado en el relato y
utilizó el color como uno de sus principales elementos expresivos. En sus
siguientes dos adaptaciones La obsesión
(basado en “El entierro prematuro”) e Historias
de terror, ambas del sesenta y dos, siguió trabajando en base a una de las
constantes de la obra de Poe, la muerte. En la primera abordando el tema de la
catalepsia (muerte aparente) y, en el segundo, combinando varios relatos de Poe,
los entierros y la obsesión de su protagonista de que la responsable de la
muerte de su mujer es su propia hija.
A partir de esta última película,
el director se fue alejando cada vez más de Poe, reinterpretándola a su manera
aunque conservando las principales características de sus personajes. Este
progresivo alejamiento hizo que sus filmes parecieran más una parodia del
propio relato que no una historia de terror. Quizás donde más se aprecie esto
sea en El cuervo (1963) que ha sido
considerada prácticamente una comedia paródica. El ciclo se completa con La máscara de la muerte roja (1964) y La tumba de Ligeia (1965).
Indiferentemente de que se sea un
amante de Edgar Allan Poe, de Corman o del cine de terror, estas películas se
hacen indispensables. Aunque todo ha de decirse; los iniciados en la literatura
de Poe puede que tengan más de una discrepancia o decepción ya que la mayoría
de las películas se alejan considerablemente de lo que la mayoría de los
lectores hayan podido crear en su imaginario. Aún así, el prestigioso Corman
(al cual le concedieron el Oscar honorífico en 2009) siempre será merecedor de
nuestro tiempo. Sin él, directores tan importantes como Coppola, Scorsese, Ron
Howard o James Cameron no serían lo que hoy son y actores de la talla de Jack
Nicholson, Robert De Niro, Peter Fonda o Denis Hopper entre otros no habrían
tenido una oportunidad en el cine.
Para los que esto les haya
abierto ligeramente el apetito de ver la obra de Corman, este mismo año se ha
realizado un documental sobre su vida y su trabajo dirigido por Alex Stapleton
y en el que aparecen los ya mencionados Nicholson, De Niro, Scorsese y Fonda
entre muchos otros. Os dejo con imágenes del mismo, Corman’s world: Exploids of a Hollywood rebel (2011) que prevé
estrenarse este mes de diciembre.
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