lunes, 22 de agosto de 2011

Nosferatu: El primer mordisco


Parece que los vampiros se hayan convertido en una moda de los últimos tiempos: películas, series, sagas adolescentes, libros… Nada escapa a un tema que parece tan nuevo y que en realidad lleva con nosotros más de un siglo, literalmente. 

A pesar de lo que muchos puedan pensar, Nosferatu no fue la primera película donde aparecían vampiros.  Y es que estos seres ya habían llegado a las pantallas hacía más de 25 años cuando esta se estrenó. Concretamente, fue en 1896 cuando el famoso “mago del cine” George Méliès, conocido por sus trucajes y sus efectos, rodó la primera historia de vampiros que recibía el título de La mansión del diablo (La Manuir du Diable). Lo curioso de esta película es que antecede a la publicación de Drácula, novela de Bram Stoker que popularizó los vampiros a nivel mundial. Diecisiete años más tarde e inspirado por un poema con el mismo nombre, Robert G. Vignola dirigió The Vampire (1913), un filme en el que unas bellas mujeres seducían a los hombres llevándoles a la perdición. 

Sin embargo, se tuvo que esperar a la primera versión cinematográfica de la ya mencionada novela de Stoker para mostrar a los vampiros como los seres escalofriantes y sobrenaturales que vemos en las pantallas hoy en día. No cabe duda de que la más conocida e influyente de estas adaptaciones ha sido Nosferatu (1922). Murnau trató de hacerse con los derechos de Drácula y, una vez le fueron denegados, decidió filmar su propia versión de la historia conservando los personajes principales, pero eliminando las subtramas y personajes secundarios (algunos, como Van Helsing, nutrirían posteriormente las historias de vampiros). El resultado fue una una película con argumento similar al de Stoker, pero con un simple cambio de nombres como el de Drácula por Nosferatu o el del Conde Drácula por el Conde de Orlok. Esto conllevó que la viuda de Stoker demandara el filme y que, tras ganar el juicio, se ordenara destruir todas las copias del mismo. Pero gracias a la pasión por el cine de algunas personas, un pequeño número de estas copias permaneció escondido por distintos países hasta la muerte de la demandante, lo que permitió posteriormente su reproducción y distribución. 

La obra, considerada uno de los ejemplos sublimes del expresionismo alemán, podría verse como el pistoletazo de salida de toda la historia del cine de vampiros. Su maravillosa utilización de la luz y las sombras ha servido de inspiración a abundantes directores del cine de terror; así como el brillante uso narrativo del picado y contrapicado (práctica no muy usada hasta este momento) que sirvió para mostrar a Nosferatu como el máximo paradigma del mal. Pero si hablamos sobre la influencia de Nosferatu en el cine de terror, no podíamos dejar de mencionar la estructura narrativa basada en la ruptura de una barrera imaginaria entre la seguridad y el horror. Era Hutter, víctima del vampiro, quien tras cruzar un puente simbólico y realizar un viaje en barco, se adentraba en el lado oscuro del terror. Este tipo de ruptura sigue siendo utilizado por numerosos films de terror actuales como Poltergeist o The ring, aunque con distintas aplicaciones y resultados. 

Nosferatu estableció también dos subgéneros de vampiros a los que se ha ido recurriendo a lo largo de los años. Se trata de la distinción entre los vampiros "tipo Nosferatu", con características mutantes y enfermizas, físico similar al de un roedor y sin ningún tipo de atractivo sexual o erótico; y el tipo Drácula, ejemplo de clase y distinción y con una gran capacidad de seducción para atraer a sus víctimas. 

A la obra de Murnau le han ido sucediendo a lo largo de los años un abundante número de películas con grandes relatos sobre vampiros, cada uno de ellos con un aporte distinto de originalidad: desde la propia revisión y homenaje de la misma en Nosferatu, el vampiro de la noche (1979), hasta ver a Will Smith tratando de exterminar una plaga mundial en Soy Leyenda (2007). Son muchos de estos relatos los que se han convertido en grandes títulos de la historia del cine como The Bat, El ataúd maldito, Drácula, El baile de los vampiros, El ansia, Entrevista con el vampiro, Que no se entere mamá, Los viajeros de la noche o La sombra del Vampiro en la que se muestra la historia ficticia del rodaje de la primera Nosferatu. Con ella cierro este pequeño capítulo sobre los primeros vampiros de la historia del cine, con la promesa de profundizar muy pronto sobre algunos aspectos y personajes relacionados con los mismos. 

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