viernes, 18 de mayo de 2012

Decontruyendo el género de terror



Aunque en España aun no tiene fecha de estreno, en Londres hemos podido ver The Cabin in the Woods, una película imprescindible para el amante del cine fantástico, de terror y, por extensión, del cine de género. Ya escribí en su momento una crítica para Planta 13, que Frank y Maruja se encargaron de compartir con todos vosotros en el Facebook de Cookies. Así que no voy a entrar en detalles sobre el filme, lo que voy a hacer es lanzar una serie de normas, tópicos y claves del cine de género. Este mes deconstruiremos el cine de género gracias a The Cabin in the Woods, aunque seguiremos las reglas del slasher tipo Viernes 13, por ser el que el filme de Goddar y Whedon critica y homenajea de forma más explicita.

Y para ello, lo primero es elegir qué nos va a perseguir, quién o qué va a cazar a nuestros protagonistas, cuál será la amenaza que el espectador al mismo tiempo teme y busca en la película. Y aunque cada año se estrenan filmes de todo tipo, es cierto que el cine va por épocas, y cada época está marcada por un subgéneros. Tenemos la temática religiosa, con exorcismos y demonios haciendo travesuras en su lucha inmortal contra El Bien. Luego están las tramas sobre infantes malrrolleros en Asia, que tuvieron una gran acogida entre el público no hace muchos años. Tenemos las siempre recurrentes casas encantadas y los fantasmas puñeteros y, por supuesto, los slashers tipo Viernes 13, La Matanza de Texas o Scream (aunque ésta también juega a deconstruir el género). Luego tenemos la moda de la porno tortura impuesta por la saga Saw y sus derivados tipo Hostel. Por supuesto, no podemos olvidar a criaturas míticas como hombres lobo, vampiros o los siempre recurrentes monstruos y criaturas salidos de la imaginación de Lovecraft; los aliens con tendencia a reventar pechos, criaturas mutantes o prehistóricas con sed de sangre y los zombis, que nunca pasan de moda y que pueden volver a ser la moda gracias al estreno de Guerra Mundial Z, que protagoniza Brad Pitt con vistas a un estreno en 2013. 

Una vez hemos elegido la amenaza, seleccionamos una localización. Aquí disponemos de muchas variantes, pero los tópicos nos llevan a zonas abandonadas en las profundidades de Texas. Muchas historias se desarrollan en los barrios de clase media en los que vive la mayoría de los espectadores de estas películas y que son apropiados para thrillers sobre vecinos asesinos, viejos fantasmas en busca de venganza o slashers como Pesadilla en Elm Street. No podemos olvidar las casas y campamentos junto al lago, siempre alejados de la civilización y a kilómetros de la civilización. 

Así que, una vez elegida la localización y la amenaza, nos queda elegir a los protagonistas. Y las opciones del género suelen ser clásico-tópicas de la muerte, así que aunque haya variables, los tópicos del género dictan que tengamos cinco personajes prototípicos, especialmente al centrarnos en los slashers. La protagonista suele ser una virgen, aunque a día de hoy eso está un poco complicado visto el ritmo de las nuevas generaciones. Inocente, virginal, de gran corazón pero, sobre todo, luchadora. Tiene que aparentar ser débil pero será la más fuerte, la que se merezca sobrevivir al terror, aunque ya no vuelva a ser la misma tras lo vivido. Luego está la jovenzuela que va en plan “I’m sexy and I know it”. Suelen ser mujeres a las que les gusta enseñar cacha y que ofrecen un poco de carnaza gratuita. Una de dos, o caen las primeras o resulta que son la mala de la película. El siguiente prototipo de personaje es el colgado, el fumeta. Aquel al que como está todo el día ”puesto”, nadie toma en serio. Y siempre es el primero en darse cuenta de que algo raro está pasando. Suele ser empleado por directores y guionistas como alivio cómico y, en ocasiones, es la voz del espectador, alertando al resto del grupo de lo que está a punto de ocurrir. Luego tenemos al guaperas de turno, al macizorro deportista que se lía con la golfilla y que intentará hacerse el héroe, no tanto por ayudar, sino por hacerse el “macho”. Las consecuencias, claro está, desastrosas. Y la audiencia terminará degustando una a una las onzas desmembradas de su tableta de chocolate. Y siempre suele aparecer otro personaje masculino, el tipo sensible, mono pero no espectacular, el interés amoroso de la protagonista y que pasará desapercibido hasta que demuestre que tiene más valor que el guaperas protegiendo al grupo, demostrando que más vale maña que fuerza. Por desgracia para él (pero por fortuna para el aficionado), suele fracasar en el intento (o al menos parecer que lo hace hasta el clímax final). 

Y una vez establecidos los personajes, las situaciones y los tópicos se suceden casi sin proponérselo. En cuanto introduces jóvenes adolescentes en una película de terror el sexo no tarda en llegar (normalmente en off, nunca mostrando más que unos pechos, a veces tan sólo unas braguitas y algo de lencería). Se sucederán las fiestas, el alcohol, las drogas y los escarceos carnales, empezando a mostrar un poquito de la carnaza que luego será alimento de la amenaza en cuestión. Porque tan pronto como corre el alcohol, sabemos que empezarán a caer los protagonistas, cual moscas, uno por uno. Y aquí es donde empieza la diversión. 

Scream 4, la última película en deconstruir el género de terror

Porque siempre está el personaje que dice “ahora vuelvo” y sabemos que nunca volverá. Pero, claro, usted ya es perro viejo en esto del cine de terror. Así que los guionistas ya no suelen matar a ese que se aventura en la noche en solitario, suelen matar al que espera en la seguridad. Como se dijo en la última película que deconstruyó el género, Scream 4, “lo inesperado es el nuevo cliché”. Y es que el espectador va buscando que le sorprendan las muertes, que jueguen con sus emociones y expectativas. Quiere que las muertes sean lo más originales posibles. Especialmente tras la saga Saw, en la que se han visto las más explícitas, violentas y sí, por qué no decirlo, originales muertes del género en muchos años. Y todo ello debe llevar a un clímax en el que la virgen, nuestra protagonista y al más puro estilo de Los inmortales (sólo puede quedar uno) esté a punto de morir a manos de la bestia o asesino. En algunas ocasiones se deja que la virgen sea salvada in extremis, cuando todo estaba perdido, por el chico mono y sensible, venciendo juntos al mal. Sólo para descubrir que en el cine de terror, como ya proclamaba Zombieland, casi deconstruyendo el subgénero zombi, hay que seguir una regla básica al enfrentarse a la amenaza.: “Mata, y remata”. Pues en el cine de terror los malos nunca mueren. 

Y cuando parece que todo ha terminado, que los protagonistas se han librado de la amenaza, el mal resurge de la forma más insospechada (incluso ridícula) posible. Pero a veces, y especialmente tras la éxito de El Sexto Sentido, se lleva mucho en el cine de terror el denominado “giro final”. Se trata de una revelación, por tanto, que los creadores dejan para el final y obliga a revisar toda la película. Ocurrió con Saw también, obligando a un giro final cada vez más sorprendente y rocambolesco. (Ojo, porque sin destripar, puedo decir que el tramo final de The Cabin in the Woods es antológico por inesperado y desatado, no porque sea un giro final de órdago). 


Desde luego, generalizar tanto sobre el género de terror no es la mejor opción y una auténtica deconstrucción requeriría de cientos, sino miles de páginas en un compendio que haría las delicias del profesor más sanguinario de cualquier facultad de comunicación o escuela de cine. Así que ahí lo dejo, una deconstrucción del género basada en esa "joyita” aun por estrenar que es The Cabin in the Woods, escrita entre Goddard y Joss (Los Vengadores) Wheddon. Sólo me queda hacer un llamamiento para que el Festival de Sitges programe la película para disfrutarla con su público objetivo número: el amante del cine de terror.

 (Ojo porque el trailer a continuación creemos que 
desvela demasiado, de nuevo, posibles spoilers)

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