Nick Murphy, director conocido
por series como Invasión Jurásica o Antigua Roma entre otras, da el salto a
la gran pantalla con La maldición de Rookford (The Awakening) que llega este fin de semana a las pantallas españolas. El
propio Murphy se ha encargado del guión adentrándose por primera vez en el
género de terror, para lo cual se ha servido de la ayuda de Stephen Volk,
especialista en este género.
La película nos lleva
directamente a una Inglaterra de los años veinte sumergida en traumas y
lamentos a causa de la Primera Guerra Mundial. En ese escenario, la joven Florence
Cathcart (Rebeca Hall) se ha especializado en destapar los fraudes y misterios
que se esconden tras distintos fenómenos paranormales ayudándose de sus
conocimientos científicos y de un gran escepticismo. Estos dos pilares se verán
tambalear cuando la joven científica acepta el reto de resolver el misterio de
la aparición del fantasma de un niño en el internado de Roockford, obsesionándose
y obligándose a sí misma a llegar al fondo de una cuestión que cambiará para
siempre su mundo.
Sin duda, uno de los puntos
fuertes de la película reside en la escenografía que supone la fría Inglaterra
de los años veinte; unido, cómo no, a lo escalofriante que puede llegar a ser
un internado de niños en medio de un bosque (a pesar de ser un tópico). Más
allá de eso, el argumento puede parecer falto de originalidad y recordarnos a
otras películas (de las que sin duda se ha servido) como Los Otros o El Orfanato.
A pesar de que el planteamiento del filme arranca con fuerza atrapando al
espectador, el ritmo y el interés que se genera en un principio va decayendo hacia la mitad final; incluso
dando un giro en el último momento que resulta algo decepcionante para lo que
se podría esperar de la premisa de que parte. Aún así y más allá de algún que
otro susto, la película nos ofrece una
reflexión sobre la negación humana como autodefensa, esa ceguera que nos creamos
nosotros mismos ante lo que no queremos ver.
En cuanto al reparto, Rebecca Hall hace un excelente trabajo
en el papel protagonista. La actriz que se dio a conocer mundialmente de la
mano de Woody Allen en Vicky CristinaBarcelona (2008) dota de gran atractivo a la película y se convierte en uno
de los cimientos de la misma, sin menospreciar al elenco que le acompaña entre
los cuales destaca Dominic West a quien hemos visto en películas como 300 o Chicago. Aún así Rebecca Hall consigue eclipsar al resto del
reparto y demuestra, una vez más, que esto de la actuación y el cine corre por
sus venas (es hija del director Peter Hall y de la actriz, María Ewing).
Por último, en la parte técnica,
cabe mencionar el buen trabajo de fotografía que corre a manos del barcelonés
Eduard Grau y que consigue crear una atmósfera fría que envuelve constantemente
a los personajes resaltando aún más la impresionante escenografía con la que
cuenta la película. Sin duda, dejará satisfechos a los más exigentes en cuanto
a imagen visual se refiere, a pesar de que el guión pueda cojear en algunos
puntos.
En definitiva, y sin pretensiones
de llegar a más, la película acaba resultando entretenida y recomendable para
pasar un buen rato en el cine, llevándonos incluso algún que otro sobresalto.
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