Con Manuela Vellés, protagonista de Secuestrados |
No, no es que la foto con la señorita Vellés sea lo mejor del festival. Tampoco es que hoy haya visto ese peliculón que es Secuestrados. Es que me acabo de dar cuenta de que mientras en Cookies le dediqué su propio post, en la Planta 13 ni la había nombrado. El cuarto día en Sitges empezó fuerte con este filme, reciente galardonado en el festival de Texas con los premios a mejor dirección y mejor película. La factura del filme es espectacular. Rodada en doce planos secuencia, la película cuenta cómo una familia (Fernando Cayo, Manuela Vellés y Ana Wagener) ven su recién inaugurado hogar asaltado por unos encapuchados.La violencia se apodera a partir de entonces de una película en absoluto agradable y que provoca una sensación de terror más allá de lo que el género suele ofrecer. Si La casa muda buscaba el "terror en tiempo real", el terror "cercano", lo mismo busca la película de Miguel Ángel Vivas. "Trata sobre el miedo de todo ser humano", comentaba el director. "Planteamos el mayor miedo y el abanico de reacciones que genera. No sólo te hacen daño a ti, sino a tu familia", añadía Fernando Cayo, que interpreta al padre de familia. La película está rodada de forma excepcional, acercando y alejando el dolor, la acción y llevándola más allá de los muros de la casa. De forma sencilla pero contundente, el director desdobla la pantalla en dos para seguir dos tramas normalmente montadas en paralelo pero sin montarlas: en el lado izquierdo vemos lo que ocurre con el padre; al otro lado de la pantalla, seguimos a la hija (Manuela Vellés). "Fue algo a lo que le di muchas vueltas. Necesitaba un montaje paralelo pero no podía emplearlo como siempre porque rompería la idea narrativa que había en mi cabeza", asegura el director. Quizá el personaje de Manuela Vellés es el que más emociones vive a lo largo de la película: "No quise preprarme para el papel. quería experimentar las sensaciones de mi personaje al mismo tiempo que ella". El final, una vez más, polémico, es un estallido de violencia, sangre y tensión que no pocos tachaban al salir de "gratuito o excesivo". "Es algo que me pareció inevitable", contestó Miguel Angel Vivas cuestionado sobre la desoladora resolución del filme.
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