No vamos a caer en el topico. No vamos a mencionar que el protagonista viene de ser la estrella de la película mas taquillera del 2011 y de una de las sagas más exitosas de la historia del cine. Vamos a centrarnos en lo que nos interesa: la adaptación de la novela de gran éxito de Susan Hill. La mujer de negro es un sombrío relato de pérdida, venganza y duelo. La alabada guionista Jane Goldman se encarga de trasladar la historia de Hill a la gran pantalla para un público del siglo XXI. Dirigida por James Watkins y protagonizada por Daniel Radcliffe, Ciarán Hinds, Janet McTeer y Liz White.
Cuando Susan Hill publicó la novela en 1982, jamás podría haber imaginado que cobraría vida en tantos medios distintos. “Lo cierto es que no”, comenta. “No escribes pensando en otros medios. Te limitas a escribir un libro y luego otras personas se hacen cargo del resto”. Pero está acostumbrada a que otras personas adapten su obra, sobre todo La mujer de negro, que ya se ha convertido anteriormente en un telefilme, un serial de radio, una obra de teatro y, ahora, una película. “La cuestión es que el libro sigue estando ahí”, señala. “Es el arte de la adaptación, algo que yo nunca podría hacer. Con la obra de teatro y, ahora, con la película, cada persona ha tomado mi libro y se ha mantenido fiel al espíritu del mismo, a la vez que lo reinterpretaba para adecuarse al nuevo medio”. Esta es la primera vez que se adapta la novela de Hill a la gran pantalla, a pesar de haber transcurrido ya casi tres décadas desde su publicación. El proyecto llegó inicialmente a manos del productor Richard Jackson, de Talisman Films, nada menos que en 1997. Tras el éxito de la producción de Talisman “Rob Roy, la pasión de un rebelde”, el agente de Hill abordó a Jackson para explorar la posibilidad de una adaptación cinematográfica de La mujer de negro. “Resultó ser una historia sorprendentemente peliaguda de adaptar”, confiesa. “A lo largo de los años, realizamos varios intentos de adaptar la historia con diferentes guionistas y nunca acabé de estar completamente satisfecho con ninguno de los guiones que obtuvimos”.
El impulso inicial que insufló vida a este proyecto surgió de una reunión con el productor, presidente y consejero delegado de Hammer, Simon Oakes, que se encontraba, por aquel entonces, en pleno proceso de relanzamiento del mítico sello de cine de terror. “Creo que es justo decir que sentía cierta cautela sobre hasta dónde podría llegar esto, puesto que ya se habían realizado otros intentos de revitalizar Hammer a lo largo de los años”, reconoce Jackson. “Sin embargo, Simon me dejó muy claro que iban muy en serio y que había un gran interés por asegurar que íbamos a producir una película de calidad superior, que respetara la voz narrativa de Susan, pero al mismo tiempo resultara atractiva para el público actual”. “Simon siempre me dejó muy claro desde el primer momento que su encarnación de Hammer se centraría en películas de miedo que fueran inteligentes”, prosigue Jackson. “Y supe que Susan Hill también vería ese factor de manera muy favorable”. Para Simon Oakes, La mujer de negro era una de las primeras propiedades de interés del recién relanzado sello de cine de género. “Una de las cuestiones sobre las que hablamos, como equipo, cuando pusimos en marcha esta nueva encarnación de Hammer, era que el terror está compuesto por muchos géneros y subgéneros distintos, aunque, en los últimos años, se ha tendido más bien a un tipo de terror donde el número de muertos es importante”, explica. “Queríamos explorar distintos tipos de terror y, aunque ya había un telefilme y una obra de teatro, vimos una gran oportunidad en esta obra de combinar la historia gótica de fantasmas de Susan Hill con una sensibilidad moderna para convertirla en un filme”. Cuando Daniel Radcliffe leyó el guion justo después del último día de Harry Potter supo que seria su siguiente trabajo. Pero, por que una nueva adaptacion? “Para mí", contesta la guionista, "era cuestión de presentar La mujer de Negro a los espectadores de cine. En cierto modo, intentaba hacer con el lenguaje cinematográfico lo que Stephen Mallatratt había logrado hacer en el teatro”.
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