The walking dead: Hablamos del final de temporada

¡Por fin!

Después de una temporada lenta donde las haya, tenemos ritmo.  Hemos tenido que esperar hasta los últimos tres capítulos, pero encontramos lo que veníamos buscando: ritmo, walkers y un líder como Dios manda. Nos hemos pasado la temporada esperando a salir de la granja, una soporífera granja.  Parecía que se podrían quedar toda la vida en ese lugar, pero al final, los walkers hicieron acto de presencia y nos dieron un último capítulo que a mí personalmente (no se a vosotros), se me pasó volando… Pero no vayamos tan rápido. Que ni siquiera me he presentado. Soy Marcus Fenix , desde hoy colaborador en serie de Planta 13. Y sí, es un pseudónimo. No quiero revelar mi nombre real porque estoy en busca y captura desde que escapé del área 51. Pero vayamos a lo que importa, que no estoy aqui para contaros mi vida....

Qué mejor forma de presentarme que el final de temporada de The walkind Dead. Bien, retrocedamos un poco, al principio de la segunda parte de la temporada…

Cuando empezamos esta segunda tanda de episodios ya pudimos ver a un Rick mucho más fuerte, dispuesto a hacer cualquier cosa por el grupo; incluso matar a dos personas que iban a ser una amenaza… A decir verdad se mantiene en esta línea toda la temporada.  Es un líder fuerte, pero no del todo. Especialmente con Shane, actuando a sus espaldas todo el tiempo, es imposible que pudiera llevar el grupo a buen puerto.  Por lo tanto, le deja las cosas bien claras: si quiere seguir en el grupo, respetará sus órdenes o se irá, todo después de una pelea que casi les mata a los dos. Con la ayuda de los walkers, claro. No deja de ser una serie con “zombies”, aunque muchas veces sólo los veamos dos segundos para recordar que siguen ahí…

La temporada va pasando mientras deciden qué hacer con Randall, un personaje que solo sirve para que los demás evolucionen y para el desenlace final… Y a todo esto, con la ayuda de nuestro querido Carl, Dale nos abandona, dejando uno de los momentos más intensos de la temporada.  No creo que nadie se esperara que Dale fuera el que cayera, pero así fue y a partir de ese momento se abrió la veda, ya nadie estaba seguro y teníamos la sensación de que antes o después caerían más, como así fue.

Llegamos al final de la temporada y Shane se muestra como realmente es: un capullo arrogante y encaprichado con Lori, que no era capaz de ver que necesitaba a Rick tanto como Rick le necesitaba a él en medio del fin del mundo. Finalmente, Shane planea la situación para liberarse de todos sus problemas matando a Randall y a Rick. Con ello, se muestra como un líder fuerte, decidido, dispuesto a hacer cualquier cosa y matando a Rick... Bueno, le queda el camino libre para estar con Lori. Asi, primero monta una escena para que tengan que salir a buscar a Randall y después acabar a solas con Rick, en la oscuridad. Como casi siempre pasa en estos casos, no funciona.  No puede funcionar. Rick es el jefe del grupo, es la cabeza y aunque no todos estén contentos con sus decisiones saben que solo él tiene el valor para tomarlas, así que no era ni el momento ni el enemigo que pudiera acabar con Rick. Nuestro héroe no podía morir únicamente por un ataque de celos de su mejor amigo. Finalmente Rick acaba con Shane, liberándose del mayor de sus problemas: su peor enemigo, aun peor que los walkers... Su mejor amigo.

Es reseñable que quien finalmente aprieta el gatillo y termina definitivamente con Shane es el hijo de Rick, nuestro "amado" Carl (nótense las comillas), haciéndole posiblemente madurar de golpe unos cuantos añitos, pero eso lo veremos dentro de algunos meses.

A todo esto, conviene remarcar que las hordas de walkers, guiadas fuera de la ciudad por un helicóptero, hacen acto de presencia en la granja, dejándonos por fin salir de ella, aunque acabando con un buen número de habitantes. Llegados a este punto nos dejan claro algo que quiza no sea demasiado importante para la trama, pero si un duro golpe para los supervivientes. Todos están infectados, sólo necesitan morir para despertar de entre los muertos.  No importa cómo lo hagamos y por enésima vez las dudas empiezan a aflorar nuevamente en el resto del grupo, preguntándose si las decisiones de Rick son las más adecuadas.

Y es que aunque conozcamos el destino de todos los personajes aún nos queda, no nos olvidemos, un personaje desparecido, Andrea, tal vez pagando por su mayor pecado: haber estado del lado de Shane.  Andrea acaba sola en el bosque, en una situación tremendamente comprometida, hasta que aparece uno de los personajes más esperados por el público, Michonne, fugazmente, muy fugazmente, pero nos permiten ver a alguien con la catana y las dos mascotas walkers.

Por fin llegamos al  (para mí) momento culmen en la evolución del personaje de Rick. El discurso final, admitiendo que mató a Shane e invitando a ir por su cuenta a quien no esté de acuerdo con sus decisiones, deja las cosas claras.  Si alguien no está a gusto, si piensan que sus decisiones no son correctas y que podrían hacerlo mejor sin él, son libres de irse e intentarlo.  Como bien dicen en la versión original en inglés: “Send me a postcard”.

Dado que nadie se mueve (muy valientes para criticar, pero si hay que tomar decisiones importantes, casi que mejor lo haga otro), Rick decide tomar una gran decisión que se resume perfectamente en esta frase: “No takers? Fine. But get one thing straight… This isn't a democracy anymore”. Con esto termina la segunda temporada.  Ahora nos quedan meses (hasta finales de octubre seguramente) hasta poder volver a ver a nuestros queridos supervivientes (y a Lori).  Pero bueno, en breve vuelven los juegos de tronos, sangres frescas y cuando nos queramos dar cuenta estaremos viendo al señor Dexter Morgan.  Solo me queda una cosa que decir, ¿alguien sabe o se imagina que es el edificio que se ve al final del capítulo? Porque yo sí. Y me muero de ganas de que lleguen allí...

Marcus Fenix