Todos los años hay películas que pasan automáticamente a ser de culto. Algunas, como la que nos ocupa, alcanzan ese estatus mucho antes de estrenarse. Y es que la mera sinopsis es ya antológica. "Cuando Robert, un inanimado neumático, descubre sus poderes telepáticos, pone su vista sobre un pueblo en el desierto, en concreto, se obsesiona con una misteriosa mujer". Efectivamente, estamos hablando de Rubber, una de las películas más atípicas de las que pudieron verse en la última edición del Festival de Sitges.
Desde que pudo verse en este y otros certámenes, la película ha alcanzado unas cotas de cine de culto bastante extrañas e incluso, exageradas. Por ahora no tenemos noticias de su estreno en España pero la campaña de promoción en Estados Unidos sigue adelante con nuevos y sugerentes posters. Para promocionar este "homenaje a la sin razón", como dicen al inicio del filme, los responsables de markéting están trabajando con posters que saben enganchar al público objetivo de la película con lo que más vende: sexo y sangre (básicamente, dos de las claves del festival catalán). Pero el caso es que lo hace con estilo, con ese toque de dibujo en los diseños que tan bien le sientan. Desde luego, la película es rarita. En el pase al que acudí en Sitges hubo de todo: varios se levantaron resoplando y ofendidos; muchos aplaudieron el desmadre de ver a un neumático reventando cabezas y la mayoría disfrutamos de una película que no se toma muy en serio a sí misma y que puede suponer un entretenimiento friki de primer orden. El tiempo, como suele hacer en estos casos, decidirá si la rubber mantiene el calificativo de cine de culto o se queda en una frikada olvidada con el tiempo. Desde luego, original, es un rato...
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