lunes, 17 de octubre de 2011

“Transgression”, más allá de un simple robo


Para los que conozcan el cine de Enric Alberich, hasta ahora discursivo e intimista, quizás sorprenda encontrarse con una película modesta y comercial cuya idea nació como un proyecto de género basado en unos sucesos acontecidos en España. Más allá del cliché que supone encerrar en una casa toda la acción y el suspense mezclándolo con una familia de clase alta y unos ladrones que pretenden cambiar su vida en una sola noche, con Transgression (2011) nos encontramos un thriller psicológico en el que podemos llegar a ahondar en el drama interno de cada personaje. 

Precisamente en esto reside lo mejor del filme. Los personajes, aunque a priori muy arquetípicos, no se quedan en el mero convencionalismo. Como el propio director indica, “el titulo de la película no sólo hace alusión al hecho de que unos ladrones invadan una casa, sino que son los propios personajes los que se transgreden a sí mismos, los que traspasan las reglas del juego, del compañerismo, del matrimonio…”. Partiendo del género, se puede atisbar un trabajo con los actores en el que se ha creado un trasfondo de duplicidades donde los malos no son tan malos y los buenos no son tan buenos. Esta arquitectura narrativa no se basa en la construcción de unos arcos de transformación, sino más bien de crear un juego de doble cara en el que podremos descubrir que detrás de la mujer fatal enamorada del poder y del dinero de su marido se esconde una poderosa estratega o que el personaje más salvaje sea el que acabe rindiéndose al amor. 

A pesar de tratarse de cine español, Alberich se aleja de éste creando un relato universal cuyos personajes y acciones podrían situarse en cualquier lugar (quizás esto sea consecuencia de de que el producto sea fruto de una coproducción internacional entre España, Italia y Canadá). Y aunque la primera imagen que se nos ofrezca sea la ciudad de Barcelona, ésta se queda relegada a un plano casi nulo y circunstancial, logrando que la globalización y el multiculturalismo que caracterizan al tiempo presente en el mundo actúen de manera positiva en la verosimilitud de la película. En base a esto, es un acierto que nos encontremos ante un casting internacional para interpretar a tan variados personajes y que se apueste ante todo por un terror y un tratamiento de la violencia real. “La vida es imperfecta y como tal, las acciones en la película también lo son, que uno tropiece o que las cosas no se solucionen con un tiroteo nos aporta un concepto de acción realista. Esta historia es algo que podría pasar, no es una ficción de efectos especiales a las que nos tiene acostumbrados Hollywood”, afirma Alberich.

Seguramente sea el propio cliché del género el que juegue en contra de esa verosimilitud, poniéndola en duda al principio del largometraje, pero solventándola con el ligero dramatismo realista con el que se ha pintado a los personajes de este thriller.


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