La noche de Halloween ha sido siempre una ocasión ideal para asustar a nuestros amigos relatando historias de miedo sobre temibles asesinos que elegían dicha fecha para derramar sangre. Historias como podría ser la de Michael Myers, un niño de tan sólo seis años que con un cuchillo de cocina mata a sangre fría a su hermana mayor y es internado en un psiquiátrico. Tras quince años, Michael se escapa del psiquiátrico con un propósito en mente: asesinar a su hermana pequeña el día de Halloween.
Muchos creerán haber escuchado esta historia alguna vez, otros la reconocerán como la trama argumental de La noche de Halloween (1978) de John Carpenter, quien no sólo dirigió el filme sino que escribió su guión y compuso su música. Siempre ha sido clasificada de película independiente debido al bajo presupuesto con el que contó (menos de 350.000 dólares), pero a pesar de ello gozó de gran aceptación por parte del público, convirtiéndose en una de las películas más rentables de la historia con ingresos en torno a los sesenta millones de dólares en plena década de los sententa. Debido a esto se realizaron posteriormente ocho secuelas y varios remakes, entre ellos los que comenzaron por Halloween (2007) dirigidos por Rob Zombie y que esperan su tercera entrega para 2012.
A parte de por la espectacular acogida que tuvo entre el público y la crítica, La noche de Halloween es una de las películas de terror imprescindibles por ser considerada la primera “slasher”, aunque este subgénero ya se había ido cuajando con títulos como La matanza de Texas (1973). Las “slasher” se caracterizan por tener como protagonistas a un sanguinario asesino enmascarado cuyas víctimas suelen ser adolescentes y, a pesar de que este género se considere bastante “gore”, en esta película se ve menos sangre de la que cabría esperar. Esto se debe a que Carpenter consideró que aterraban más las escenas de gran tensión que no lo explícito de ver un asesinato al completo. Como anécdota, decir que la máscara de Michael Myers es una de las máscaras modificadas del actor que interpretó al capitán Kirk en Star Trek debido a que no tenían suficiente presupuesto para crear una nueva y original.
La película llamó mucho la atención debido a la cantidad de sencuencias en las que se utiliza el plano subjetivo del asesino; como en la famosa secuencia de arranque en la que presenciamos las acciones de Michael en primera persona. Esta forma de meternos en la piel del psicópata mientras contempla a sus víctimas ha sido muy recurrente en el cine de terror y suspense. Quizás fue por este tipo de planos por lo que pasaron desapercibidos la gran cantidad de fallos que contenía la película; algunos tan simples como el raccord al mostrar una calle mojada en un plano y en el siguiente seca, otros más rebuscados como el hecho de que en algunas escenas se puede ver el humo del cigarro del mismo Carpenter al que, por lo visto, le gustaba fumar cerca de la cámara.
A pesar de estos fallos y de que quizás hoy en día ya no impresione tanto, la crítica siempre ha aclamado la obra, incluso hay quien afirma que cambió el cine de terror; aunque para otros simplemente es una película más de esas que se consideran ideales para ver la noche de Halloween, cuya importancia se limita a haber inspirado tantas películas de terror de los ochenta y los noventa como Scream (1996) o Sé lo que hicisteis el último verano (1997).
No hay comentarios:
Publicar un comentario